Liu Bolin
Liu Bolin: El arte de hacerse invisible
El rigor se nota en el trabajo de Liu Bolin. Rigor en la paciencia, en el perfeccionismo, en la concentración, en el detalle, en la resistencia. La obra de este artista le rinde homenaje a aquellas cualidades que hacen de su patria china el coloso que es.
Bolin no usa ningún truco (aun teniendo a la mano posibilidades como el retoque fotográfico). Estas fotografías son eso, fotografías del vivo. La imagen, resultado de un proceso performático que puede durar hasta 10 horas, se resume en oprimir un botón: El artista encuentra el escenario, evalúa una posible toma, determina los colores y escoge un lugar en el cual situarse. Luego sus asistentes lo pintan para ayudarlo a difuminarse, y click.
Pensar en lo chino actual puede llevarlo a uno fácilmente a una fábrica donde miles de personas realizan trabajos minuciosos con baja remuneración. China se sumerge en la utopía comunista y termina siendo un ambiente agreste para el arte contemporáneo.
Pero este personaje no es del todo rebelde… China no acepta la rebeldia. Ha sido tan astuta su crítica, o más que su crítica, la expresión de su inconformidad, que las autoridades no lo han vetado todavía.
Sus obras son también pinturas pues, si bien lo que se presenta al público es fotografía, todo viene del acto de pintar el cuerpo del artista. Estas obras de arte híbridas hablan de la lucha, de la libertad individual, de los derechos del ciudadano, del miedo, y simplemente de desvanecerse.
Al terminar sus estudios, Bolin vivió un tiempo de escasez que lo hizo sentir como residuo de una sociedad para la que no existía. Decide entonces encarnar esa sensación que tiene el hombre cosmopólita cuando se da cuenta de que es uno en un montón de iguales. Una partícula entre millones. Esa sensación suele traducirse en anonimato y en invisibilidad, y tarde o temprano le llega a cada individuo la impresión de que es tan pequeño que si no estuviera ahí, nada cambiaría para nadie.
Y es que ser chino en China no es lo mismo que ser chino en el resto del mundo. Para occidente, una persona china no se diferencia de otra, todas son iguales: esto es otro tipo de invisibilidad que implica no ser singular, no ser reconocido como individuo.
Pero ¿cómo ve una persona china a occidente?, ¿cómo enfrentar la visión de un mundo desarrollado sin caer en la copia, en el nacionalismo torpe o en el deseo imposible de ser algo que no se es? No fue sino hasta que los artistas contemporáneos chinos dejaron de imitar y se concentraron en prestar real atención a la situación de su propio país que el arte chino empezó a emerger.
Son muy impactantes aquellas fotografías en las que se adivina una silueta y se siente el rastro de un hombre que tiene una presencia borrosa, que altera ligeramente el entorno. Imágenes que en un vistazo rápido parecen sólo retratos de lugares. Y cómo no reconocerlo, es siempre impresionante ver la perfección del camuflaje.
Liu Bolin: https://www.liubolinart.com/
Fuente: https://www.revistaexclama.com