Fotógrafo nacido en Chile en 1970 y emigrado a Estados Unidos vuelve a su país luego de 20 años. En USA desarrolla diversos oficios y estudia Fotografía General y Fotoperiodismo en el Nueva York Institute, Universidad de Berkeley.
Realiza diversas exhibiciones en el área de la bahía de California tanto individuales como colectivas. También trabaja como reportero gráfico en diarios bilingües independientes vinculados a lo artístico, político y social.
En su trabajo se nota un especial interés en las personas, en sus más variadas expresiones y acciones, tanto aquellas más humanas y nobles como las más duras e inhumanas. Entiende también la fotografía como una herramienta para hacer conciencia de temas sociales.
Retornado a Chile comienza a fotografiar personajes, paisajes y situaciones que le provocan interés. Es entonces que su trabajo adquiere el valor de la mirada que se reencuentra, que descubre lo que por más de veinte años se dejó de ver: un país distinto, otro Chile que es el que ahora, a través de estas fotografías presentamos.
Alvaro Lagos vive y trabaja en Concepción.
Estas fotos corresponden a un foto-ensayo llevado a cabo en la ciudad de Concepción región del Bio Bio. Las imágenes las hice mientras al mismo tiempo yo también trabajaba como obrero de la construcción.
Cada vez que tenía oportunidad y el capataz no estaba en vista retrataba a mis colegas y su entorno. Esto fue por un período de 6 meses aproximadamente en los cuales noté las pobres condiciones de seguridad y estímulo para los trabajadores tanto el prevencionismo en riesgos como en el aspecto salarial. Las jornadas de sobretiempo fueron mucho mas allá de las 45 horas semanales dictadas por la legislación laboral chilena.
Por cierto, en otros países de la región son 40 horas que no son registradas en los libros oficiales de asistencia. Esto facilita que muchas de estas horas en comunmente no fueran pagadas, además el trabajador que no acepta trabajar sobretiempo bajo esta sistema informal es acosado por los capataces y jefes de obra.
Todo sumado a que mucho de los que laboran trabajan a trato, es decir informalmente. No hay contrato de por medio Así los trabajadores no tienen nada a que atenerse en la Dirección del Trabajo en caso de no ser cancelados sus servicios. En el tiempo que estuve fui testigo de cómo cuadrillas enteras se marcharon del sitio de trabajo por que no se respetó el acuerdo de palabra referente a la remuneración acordada.
Estas fotos buscan rendir mi respeto y aprecio a los trabajadores que construyen algo tan importante y anhelado como es el techo del país en que vivimos. Espero que esta fotos contribuyan al reconocimiento y valoración que estos chilenos debieran tener en nuestra sociedad.
Alvaro Lagos Manríquez