Jorge Brantmayer

Fotógrafo en el completo sentido del término, año tras año y las 24 horas del día. Profesional y autoral, editor y artista, analógico y digital, en el estudio y en el viaje, riguroso y obstinado, consecuente hasta el fin con el sentido mas profundo de lo fotográfico, y además, como consecuencia, exitoso en todo cuanto ha emprendido.

Su trabajo autoral se desarrolla a fines de los 70 y durante los 80 con las influencias naturales de la fotografía norteamericana, los grandes maestros europeos y de la llamada nueva fotografía chilena que se organiza luego en la Asociación de Fotógrafos Independientes AFI a la que perteneció. Influencias indiscutibles de esa generación son Felipe Riobó, Mauricio Valenzuela, Juan Domingo Marinello y otros. No menos importantes son también sus estudios en la Facultad de Artes de la Universidad de Chile.

Es éste el espacio en donde Jorge y otros fotógrafos, incluyéndome, formamos nuestras estéticas y diversidades profesionales en fotografía. Aun cuando Jorge desarrolló una consistente carrera profesional en fotografía de revistas y publicitaria, nunca abandonó el mundo de la expresión artística o autoral, presentando periódicamente su trabajo en exposiciones individuales y colectivas.

Biografía

Desde sus fotos hechas en Venezuela hasta “Cautivas”, con fotos de presas chilenas, Jorge busca expresar la latencia de los cuerpos, su casi insultante presencia corporal, a través de la impecable técnica del gran y mediano formato en Blanco y Negro. Esta presencia lo hace también ponerse delante del lente (autorretratos) buscando también encontrar en si mismo aquello que la fotografía solo roza, la vibración de la vida, la materialidad del ser, cuestión que ni siquiera el cine alcanza.
No es por lo tanto Jorge un fotógrafo de los que usan la fotografía como mero soporte de curatorías, es un productor visual de reflexiones fotográficas que lleva al límite su indagatoria, la pregunta final, de qué es lo representado, de cómo la fotografía puede traspasar los límites del cuerpo y los objetos, del tiempo y el devenir y devolvernos como ante un espejo aquello que nunca en plenitud sabremos.

Por Leonardo Infante