Julia Margaret Cameron
Julia Margaret Cameron fue la primera mujer destacada y reconocida por sus retratos. Esta pionera de la fotografía nace en Calcuta, India, en 1815 y muere en Ceilán (Sri Lanka) en 1879. Hoy la reconocemos como una Gran Maestra de la Fotografía.
Ella inició su trabajo fotográfico a los 48 años de edad cuando una de sus hermanas le regala una cámara. A partir de ese momento se dedica con obsesión a la fotografía. Fue autodidacta y, varios años después, admirada más por pintores y artistas que por fotógrafos, ya que éstos consideraban que su calidad era menor dado que no aprovechaba las ventajas técnicas de la cámara, como la nitidez; pero a ella le importaba lo estético sobre lo técnico. Julia buscaba más una expresión poética que realista. Sus modelos servían para crear personajes y sensaciones. El gusto por la poesía, la formación religiosa y la pasión por la contemplación pictórica la llevaron a sintetizar estas tres actividades en los retratos que ella construía y que despreciaban los cánones fríos de la técnica de sus contemporáneos.
Ella deseaba mostrar el alma de sus personajes y si para ello era necesario sacarlos fuera de foco, con luces suaves o duras, con telas y miradas lánguidas —si para ello requería de romper con el realismo fotográfico y acercarse a las imágenes pictóricas— así lo hacía, pues de esa manera sacaba alma a sus personajes, dotaba a la reproducción de un ambiente bíblico, poético pictórico extraordinario. Su técnica se basa en la iluminación natural y el trabajo sin retoques. Utiliza la técnica del colodión, logrando hacer sus primeras copias correctas luego de tres años de estar practicando. El sutil desenfoque de sus fotos es parte de su estilo personal.
Educada en Francia e Inglaterra, hija de Sir James Pattle, casa con Charles Hay Cameron y viven en Sri Lanka hasta 1848 cuando viajan a Inglaterra y se establecen definitivamente en la Isla de Wight. Allí construye su laboratorio fotográfico. La familia, los amigos, los sirvientes, son sus modelos preferidos, con especial pasión por los personajes de su época con los que se relaciona activamente: escritores, científicos, políticos. Entre ellos el poeta Carlyle y Charles Darwin y otros célebres de la época victoriana.
Sus fotografías pasaron mucho tiempo en el olvido hasta que fueron recuperadas por Alfred Stieglitz. Se nota en todas ellas una profunda influencia de la pintura prerafaelista, especialmente en sus obras religiosas, poéticas o mitológicas.