Marcelo Montecino Slaughter
Nacido en Santiago en 1943, emigró a los once años a Estados Unidos, donde obtuvo una sólida educación universitaria, alcanzando el grado de Bachelor of Arts y un magister en Latin American Studies.
Desde 1973 trabajó como fotógrafo independiente, cubriendo las noticias más importantes de Latinoamérica, las guerras de Nicaragua, Salvador y Guatemala y la transición a la democracia en Chile. El trabajo de Montecino, representado y distribuido por las más importantes agencias internacionales, contempla la realización de reportajes fotográficos y escritos para múltiples medios tales como Newsweek, Washigton Post Magazine, Playboy y Financial Times, entre otros.
Entre sus ensayos publicados destacan “Con Sangre en el Ojo”, “Romería y Querencias”, y “Nunca Supe sus Nombres”.
La fotografía ha sido su compañera, su refugio y su expresión casi desde la niñez. Periodista nato, en su recorrido por distintos países vio mucha crueldad, sintió miedo e impotencia, pero también conoció la sencillez y el valor de muchas personas en la adversidad. Su mayor actividad en el fotoperiodismo coincidió con una época de guerras clandestinas y de las otras, de masacres en Centro América y de represión en Sudamérica. Obligado testigo directo de la miseria que tanto atrae la mirada editorial, le fue imposible no sensibilizarse con las injusticias sobre los débiles, y en muchas ocasiones sus instantáneas se convirtieron en un testimonio acusador.
marcelo-montecino-150Más que un autor, Montecino es un silencioso maestro. A través de su obra, de encuentros coloquiales, de frases cortas, ha sido modelo de valiosos exponentes del reporterismo gráfico chileno de la nueva generación. Abandonó la cámara tradicional después de treinta y cinco años, y su transición hacia la imagen digital transcurrió sin traumas. Para Montecino, el uso de esta nueva herramienta ha sido apasionante, casi como descubrir la fotografía otra vez. Esta tecnología lo liberó del cuarto oscuro, encontrando una mayor facilidad para la exploración. Pero su trabajo sigue siendo parecido. Ahora, con menos equipo y con más posibilidad de experimentar, continúa recorriendo las calles de la vida que para Montecino siguen siendo una fuente inagotable de temor, sorpresa, repugnancia y belleza, obteniendo instantáneas como la que mostramos aquí.
Texto, Juan D. Marinello Kairath