Pierre Gonnord
Retratos
Pierre Gonnord (1963)
Hace años que, periódicamente, miro y remiro los retratos de Perre Gonnord, cuidadoso y profundo fotógrafo francés afincado desde hace tiempo en Madrid. En él reconocemos a un artista que traspasa el tiempo y trasciende el siglo en el que le tocó vivir y realizar su obra. Hoy, finalmente, traemos una muestra de su obra a Fotoespacio.
Gonnord viaja al norte y al sur, a oriente y a occidente para retratar, tanto en el campo como en la mina, o en alguna esquina del mundo, a yakuzas japoneses, gitanos de un barrio sevillano, o habitantes del extrarradio de Madrid o de París.
Acercarse a la gente no es siempre fácil. “Hay gente más acogedora y otra más cerrada, no puedes llegar de fuera y enfocarla con la cámara. Yo entiendo mi trabajo como una vivencia, tengo que vivir en los sitios, crear confianza. Sentarme en un puerto de Finisterre a mirar llegar los barcos y hablar con la gente”.
Pierre Gonnord, inspirado por los maestros de la pintura, ha optado por los retratos con el resultado final de personajes y protagonistas que se dedican a los “traspasos psicológicos”. Son rostros de personajes, casi todos primeros planos tomados sobre fondos prácticamente negros, que llevan al espectador de manera casi imperceptible a concentrarse en los rasgos de esas figuras sin que nada accesorio lo distraiga. Uno se sorprende tratando de descubrir qué misterios hay detrás de cada una de esas personas, buscando los elementos de su personalidad. Y mientras más creemos saber, más enigmas aparecen.
Los ojos son el centro de esos retratos y desde el cuadro, esa gente ruda y fuerte, de una u otra manera, nos contempla mirando desde alguna pintura barroca, quizás flamenca.
Dice Gonnord: “Hay un poso común de humanidad en todos estos rostros”, “seas rico o pobre, obrero o cualquier otra cosa, hay algo común en todos ellos. Eso es lo que busco”. Dignidad. En algunas fotos se ven restos del trabajo en el atuendo de campesinos y mineros. “Esa gente no tiene una percepción romántica de la naturaleza como la podemos tener nosotros, cuando vamos de fin de semana”, explica, “ellos ven la naturaleza como algo de lo que extraen su sustento, de lo que dependen, para bien y para mal”, continúa reflexionando Gonnord.