Sergio Larraín
Sergio Larraín nació en Santiago de Chile en 1931. Comenzó a tomar sus primeras fotos en 1949. Larraín trató el tema de los niños marginales que vivían bajo los puentes del río Mapocho. De este trabajo se incluyen algunas fotos en su libro “El rectángulo en la mano”.
Luego Larraín va a estudiar en la Universidad de Berkeley en California, aparte de otros lugares, además realiza numerosos viajes por Europa y Oriente Medio. En 1954, de regreso a Chile, Larrain decide optar por la fotografía como profesión. Colabora en esos años con la revista brasileña “O Cruzeiro”. De regreso a Europa, Sergio Larraín pasa 1958 en Londres y 1959 en Paris. En Paris, logra la representación de la famosa agencia MAGNUM para Chile. En el este país descubre Valparaíso, principal puerto de Chile, cerca de Santiago. Allí realiza una serie de fotografías, quizás las mejores o más poderosas que se hayan realizado sobre este puerto. De este trabajo proviene una foto memorable que muestra unas niñas descendiendo una de las tantas escaleras de este puerto de cerros.
El afirma que esta foto es “la primera fotografía mágica nunca antes presentada”. La revista suiza “Du” publicó extractos de este trabajo.
Larraín es el menos conocido y menos publicado de los miembros de la agencia MAGNUM. De todos modos, oh paradoja, es el fotógrafo chileno que ha llegado más lejos en el reconocimiento internacional.
Ya en los 70, el fotógrafo ingresa al movimiento esotérico Arica, donde adquiere su filosofía personal de vida. Abandona la fotografía y se sumerge en su búsqueda espiritual marcada por la práctica del yoga y la meditación. Desde el año ’90, vive en el poblado de Tulahuén, cerca de Ovalle, donde vive completamente aislado del circuito editorial y fotográfico, evitando la participación en cualquier tipo de proyecto y negándose a conceder entrevistas. Dirige un curso en Ovalle, donde combina el Yoga y la pintura al óleo y edita en forma artesanal pequeños libros de autosanación que envía a todos sus amigos, familiares y conocidos. “Eventualmente toma fotos, pero sobre todo pinta paisajes de la zona. Lo que más le importa es salvar al planeta….”, afirma su hija, la pintora Gregoria Larraín, refiriéndose al carácter algo mesiánico adoptado por quien se siente depositario de una misión superior.
La revista París Match fue una de las que publicó más asiduamente las fotografías de Larraín, dedicando en una ocasión las dos páginas centrales a su cobertura del matrimonio del Sha de Persia con Farah Diva. En 1960, es incluido en la muestra “Rostro de Chile”, la más importante exposición fotográfica realizada en nuestro país.
La obra de Larraín es esquiva y rodeada de extraños copywrights de los cuales los de MAGNUM son los mas conocidos. Sus libros son verdaderas joyas bibliográficas y sus originales, gemas del Oriente; pero hemos considerado un especie de deber moral presentar esta pequeña exposición para que las actuales generaciones de fotógrafos chilenos y de todo el mundo conozcan esta obra cuya importancia crece en el tiempo.
– La idea es muy simple. Vivo en Ovalle hace casi 20 años, para estar tranquilo, y sobre todo para que ningún periodista me huevée. Por eso no doy entrevistas hace más de 30 años. Sencillamente, no quiero saber nada del mundo y, por lo demás, no me interesa en lo más mínimo figurar-. Aclara el mismo Larrain.
Leonardo Infante
“Me gustaría decir que en alguna de sus fotos he vivido. Puede ser. De lo que sí estoy seguro es que por alguna de sus fotos yo he pasado: he caminado por esas calles fotografiadas por Larraín, he visto los suelos como espejos (espejos en donde solo se refleja lo más precario o nada), me miraron aquellos a quienes Larraín miró”… “Rápido, ágil, joven e inerme, Larraín observa la ciudad que es un laberinto y al hacerlo también nos observa a nosotros. La mirada de Larraín: un espejo arborescente”.
Roberto Bolaño