Este libro editado por LOM que corresponde a un proyecto asignado por el FONDART año 2023 ha sido presentado en Santiago en la posada del Corregidor, en la feria del libro de Villa Alemana, en Cartagena en la Biblioteca Municipal y en Valparaíso en el Salón de Honor de la Municipalidad en fechas recientes.
Este proyecto de libro y exposición de La Playa Chica y Larga de Cartagena en los años 1983 – 1984 se constituye en un testimonio visual y escritural de una experiencia personal con el lugar y sus circunstancias en una época donde se perciben los grandes cambios socioculturales que se constituirán en la “moderna” sociedad de consumo que hoy vivimos.
Este verdadero “caldo humano” que se desparrama por la playa de Cartagena presenta todas las pulsiones que se viven en medio de la dictadura cívico-militar. Pulsiones políticas, sexuales, religiosas, culturales, de consumos y que crean un antes y un después de lo que derivará en la forma como se establece la democracia a la chilena que se constituye.
La fotografía documental a la cual se adscribe esta experiencia creativa presenta nuestra “chilenidad” en tránsito hacia las nuevas formas estéticas y de consumo que explotarán en el presente siglo. Cartagena, balneario popular que desde un pasado aristocrático señala una clara línea divisoria de clases, entre la gente linda de Reñaca y la del pueblo-pueblo de Cartagena. Cambia el precio de los bikinis y los bronceadores pero las pulsiones latentes de asemejan. Acá la vieja lucha de clases.
Cuerpos delgados sin MacDonald ni Play Station, el completo y la empanada, el cuchuflí, la manzana acaramelada, el algodón de dulce, dan cuenta de otros cuerpos oscuros como huiros y de miradas sorprendidas ante la cámara. Las chicas posando pensando en que las fotos podrían salir en La Cuarta y hacerse famosas, las familias que han llegado por el fin de semana y miran lánguidamente hacia el horizonte nublado luego del pollo asado y las cervezas en una siesta que no han tenido en sus poblaciones vigiladas por helicópteros y soldados.
Las familias, y esto no ha cambiado, apiñadas sobre una arena gris oscuro, en el letargo de la tarde, tendrán recuerdos, tendrán las risas y los festines que la ciudad les ha negado. Late la dictadura en esas miradas, no en los niños que disfrutan sus empanadas y luego hacen sus hoyos y castillos de arena.
Todo esto he vivido, fotografiado y luego escrito en la playa de Cartagena donde luego de viajar junto a mis amigos Riobó y Brantmayer nos hemos desplazado entre las personas apiñadas y las cáscaras de sandías, como depredadores de imágenes a veces conversando con los veraneantes como turistas perdidos.
Sé que fotografiar personas es un acto invasivo, pero el paisaje humano que se devela bien vale la pena y, aunque he mostrado alguna de estas fotos en exposiciones colectivas, el paso del tiempo juega a mi favor en cuanto a que los jóvenes que están en esas fotos ya bien pueden ser abuelos o abuelas, y claro, los abuelos y abuelas ya fallecidos
Con este libro pretendo cerrar una etapa de mi yo fotógrafo joven que se inicia con el libro “Patio de Luz” editado por LOM el 2021. Cartagena, balneario popular de Santiago. He ahí el cierre de este periplo.